Tras varios episodios de pandemia en los que muchas familias han tenido que celebrar las Navidades por separado, siendo las restricciones la tónica habitual para evitar la propagación del virus, retomamos las celebraciones navideñas con ilusión y la ansiada libertad del reencuentro, con la recuperación de hábitos propios de estas Fiestas y seguramente con una mayor preocupación por nuestra huella ecológica, preocupación que debe reforzarse en esa lucha sin cuartel que debemos librar contra el cambio climático.
No se trata de hacer grandes sacrificios, sino de recuperar valores, de establecer prioridades, de revertir malas prácticas y de evitar el derroche en bienes materiales que solo nos proporcionarán una satisfacción momentánea que, más pronto que tarde, comenzará a desvanecerse.
El estereotipo de la Navidad como puro consumismo y dispendio debe quedar en el olvido. Disfrutar de estas fiestas no implica gastar todo lo que tenemos (y lo que no), sino gastar de forma racional y controlada, de tal forma que nuestro bolsillo, ya afectado por la elevada inflación, no sufra más de lo necesario.
Lo que podemos hacer:
- Planifica la compra: haz una lista previa de lo que realmente necesitas, adquiere productos a granel y comercializados con el menor envase y envoltorio posible. Lleva tu carro o tu bolsa de casa al mercado. Rechaza las bolsas plásticas.
- Alimentos: elígelos de calidad, de temporada y kilómetro cero, es decir, que se produzcan cerca de dónde vives. Con ello garantizarás que, para consumirlos, no tengan que recorrer grandes distancias, disminuyendo en buena medida las emisiones de CO2 a la atmósfera.
- Ahorra: no es necesario adquirir los productos más caros para paladear un menú de primera. Artículos a precios asequibles elaborados con cariño se convertirán en un auténtico manjar.
- Cocina: ajusta las cantidades al número de comensales, evita el desperdicio alimentario y aprovecha las sobras para la elaboración de nuevos menús.
- Movilidad cero emisiones: los desplazamientos son inevitables en estas fechas. En trayectos de proximidad, caminar o pedalear pueden ser una magnífica alternativa para la salud y el medio ambiente. En distancias largas, opta por el transporte público.
- Regalos con conciencia eco: tampoco es necesario comprar artículos de lujo para satisfacer a los agasajados. Algo hecho por ti, productos naturales, artesanales, elaborados por grupos sociales en riesgo de exclusión, comercializados en tiendas de segunda mano, etc, pueden ser una buena opción.
- Decoración: apuesta por lo ecológico, materiales reciclados y evita todo lo que implique usar y tirar.
- Iluminación: de bajo consumo y durante el tiempo justo
- Prevención de residuos y reutilización: consume de forma responsable y alarga al máximo la vida útil de los productos
- Más reciclaje: separa los desechos en origen para que puedan ser reciclados y convertidos en nuevas materias primas.
No olvides que:
- Los envases de plástico, latas y briks van en el contenedor amarillo.
- El papel y cartón, en el contenedor azul.
- Los envases de vidrio, en el iglú verde.
- La materia orgánica, en el contenedor marrón (en proceso de implantación).
- La fracción resto, en el contenedor convencional