- La planta del tabaco necesita grandes cantidades de productos químicos y reguladores del crecimiento, extremo que empobrece el suelo, conduce a la deforestación y perjudica la salud de los granjeros locales de países subdesarrollados.
- La manufactura y la distribución del tabaco tienen también efectos muy contaminantes para el entorno, ya que consume gran cantidad de recursos naturales y humanos, y emplea contaminantes, generando enfermedades.
- Los niños constituyen la población más vulnerable al tabaco de tercera mano dada su inmadurez inmunológica, desarrollo incompleto y tiempo de exposición.
- Dos tercios de las colillas acaban en el medio ambiente, configurándose como basura tóxica presente en las calles, desagües, agua y mar.
Cerceda, a 11 de enero de 2019.- Más allá de sus nocivos efectos sobre la salud, el tabaco también causa un importante daño al medio ambiente. Así se ha puesto de manifiesto en un editorial de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) sobre el posicionamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) respecto al tabaco y el medio ambiente, publicado en “Archivos de Bronconeumología”, la revista científica de SEPAR.
ENFERMEDADES, DEFORESTACIÓN Y CONTAMINACIÓN
La OMS ha hecho público un informe en el que se evidencia el negativo impacto que las plantaciones de tabaco y su curado posterior tienen sobre el medio ambiente y la salud de quienes lo cultivan. Se explica por el hecho de que la planta del tabaco necesita grandes cantidades de productos químicos y reguladores del crecimiento, extremo que empobrece el suelo, conduce a la deforestación y perjudica la salud de los granjeros locales de países subdesarrollados, toda vez que acaban desarrollando la enfermedad del tabaco verde, caracterizada por síntomas tales como náuseas, vómitos, cefalea, debilidad muscular y vértigo.
Además de todo ello, el uso de pesticidas tales como el dicloro difenil tricloroetano (DDT) y otros contaminantes orgánicos persistentes que están prohibidos en países desarrollados, afectan negativamente a la salud por exposición crónica, incluso en personas que no cultivan directamente el tabaco. Es el caso de trastornos en el nacimiento, tumores, cambios genéticos, desórdenes endocrinos, sanguíneos, neurológicos y psiquiátricos.
En otro orden de cosas, se calcula que son necesarias 11,4 toneladas métricas al año de bosque para el curado de las hojas de tabaco, con la particularidad de que, una vez que ya se ha producido, se precisa más para el empaquetado y el papel de cada cigarrillo. Una deforestación que provoca un aumento de las emisiones de CO2, contribuye al cambio climático, a la pérdida de biodiversidad, a la desertización y al aumento de la erosión del suelo, disminuyendo su fertilidad y producción, y alterando el ciclo del agua.
Por su parte, la manufactura y la distribución del tabaco tienen también efectos muy contaminantes para el medio ambiente, ya que, tal y como manifiesta el Dr. Jose Ignacio de Granda, consume gran cantidad de recursos naturales y humanos, y emplea contaminantes tales como pesticidas, productos químicos, hielo seco, agentes decolorantes, papel, plásticos, acetatos, cartón y aluminio, generando enfermedades.
LOS NIÑOS, LOS MÁS VULNERABLES
Algunos de estos contaminantes son el tabaco de tercera mano o TTM, que son residuos químicos en un ambiente cerrado del tabaco de segunda mano (TSM) o corriente secundaria del tabaco. Estos residuos químicos se acumulan en el polvo, las superficies, los objetos o las cortinas, con negativos efectos sobre el entorno y la calidad del aire. Todo apunta a que los niños constituyen la población más vulnerable dada su inmadurez inmunológica, desarrollo incompleto y tiempo de exposición, alertando el editorial del aumento de riesgo de cáncer en niños expuestos al TTM.
Pero el TTM no sólo contamina espacios cerrrados, como los hogares donde viven niños, sino también espacios abiertos. La nicotina y los productos de su degradación se encuentran en aguas residuales y pueden persistir en plantas de reciclaje tras el tratamiento de las aguas. De hecho, la nicotina presente en aguas residualse ya se está utilizando como marcador para averiguar el patrón de consumo de tabaco de distintas poblaciones.
BASURA TÓXICA
Dos tercios de las colillas del tabaco acaban en el medio ambiente, configurándose como uno de los residuos más comunes y abundantes en el entorno. Esto es lo que se llama “tabaco de cuarta mano” (TCM). A los residuos tóxicos que contienen, habría que sumar los productos químicos tóxicos y que acaban como basura en las calles, desagües, agua y mar.
En este marco, se requiere mayor concienciación sobre el alcance de un problema, el tabaco, con enormes perjuicios para la vida en toda su amplitud.
Fuente e imagen: SEPAR
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