- Fue declarada el pasado 1 de marzo con el objetivo de incrementar en buena medida la restauración de los ecosistemas degradados y destruidos para luchar contra el cambio climático, así como mejorar la seguridad alimentaria, la biodiversidad y el suministro de agua.
- Se trata de un llamamiento mundial a la acción, aunando el apoyo político, la investigación científica y la capacidad financiera.
- Es preciso recordar que la degradación de los ecosistemas terrestres y marinos afecta de forma muy negativa a 3.200 millones de personas y tiene un coste cercano al 10% del PIB mundial en pérdida de especies y servicios ecosistémicos.
- La restauración de 350 millones de hectáreas de tierras degradadas de aquí a 2030 podría generar 9 billones de dólares estadounidenses en servicios ecosistémicos y eliminar de la atmósfera entre 13 y 26 gigatoneladas adicionales de gases de efecto invernadero.
Cerceda, a 15 de marzo de 2019.- Declarada el pasado 1 de marzo por la Asamblea General de la ONU, la Década de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas tiene por objeto incrementar en buena medida la restauración de los ecosistemas degradados y destruidos y luchar así contra el cambio climático, mejorar la seguridad alimentaria, la biodiversidad y el suministro de agua.
La restauración de los ecosistemas se define como un proceso con el que invertir la degradación de los mismos (paisajes, lagos y océanos) a fin de recuperar su funcionalidad ecológica o, lo que es lo mismo, mejorar su productividad y capacidad para satisfacer las necesidades de la sociedad.
En todo caso, la restauración resulta fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente los vinculados al cambio climático, la erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria, el agua y la conservación de la biodiversidad, siendo también un pilar fundamental de las convenciones ambientales internacionales tales como la Convención Ramsar sobre los humedales y las Convenciones de Río sobre diversidad biológica, desertificación y cambio climático.
Se trata, por encima de todo, de un llamamiento mundial a la acción, aunando el apoyo político, la investigación científica y la capacidad financiera para ampliar a gran escala la restauración a partir de iniciativas piloto exitosas hasta abarcar zonas de millones de hectáreas.
Tal y como demuestra la investigación, más de 2.000 millones de hectáreas de paisajes deforestados y degradados en el mundo cuentan con potencial para ser restaurados.
En la actualidad, cerca del 20% de la superficie cubierta de vegetación del planeta muestra una tendencia decreciente en su productividad, con pérdidas de fertilidad vinculadas a la erosión, el agotamiento y la contaminación. Para 2050, la degradación y el cambio climático podrían reducir los rendimientos agrícolas en un 10% a nivel mundial y hasta en un 50% en determinadas regiones.
La degradación de los ecosistemas terrestres y marinos afecta de forma muy negativa a 3.200 millones de personas y tiene un coste cercano al 10% del PIB mundial en pérdida de especies y servicios ecosistémicos. Por su parte, la restauración de 350 millones de hectáreas de tierras degradadas de aquí a 2030 podría generar 9 billones de dólares estadounidenses en servicios ecosistémicos y eliminar de la atmósfera entre 13 y 26 gigatoneladas adicionales de gases de efecto invernadero.
Fuente: FAO
Imagen: Pixabay
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