- Así se desprende de los datos del Global Attitudes Survey del Pew Research Center, analizados por Funcas, y que se encuentran en línea con otros recientemente publicados por el CIS
- El calentamiento global se percibe más intensamente como una amenaza en las sociedades europeas, así como en la japonesa y surcoreana
- Si bien una amplia mayoría opina que en España se deben hacer cambios profundos en la lucha contra el cambio climático, cuando se le pregunta por las preferencias de gasto público, la protección del medio ambiente queda por debajo de otras partidas
Cerceda, a 8 de febrero de 2023.-Según datos del Global Attitudes Survey del Pew Research Center, analizados por Funcas con motivo del Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre, celebrado el pasado 29 de enero, las sociedades europeas meridionales (Grecia, Italia, Francia y España) destacan por percibir, de forma muy mayoritaria, el calentamiento global como una amenaza para el propio país. De hecho, en torno a cuatro de cada cinco entrevistados suscriben esta opinión, una proporción mayor que la observada en países con más tradición ecologista, como es el caso de Alemania (73%) o Suecia (70%).
El dato que ese estudio arroja para España (78%) está alineado con otros recientemente publicados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), apuntando a que al 80% de los entrevistados les preocupa “mucho” o “bastante” el cambio climático. Por su parte, un 11% declara poca preocupación y un 4%, ninguna (un 3% incluso pone en duda la existencia del cambio climático).
En términos globales, la población mundial está cada vez más concienciada de problemas tales como el calentamiento global y sus riesgos, aunque las diferencias entre países son notables. En las sociedades europeas, así como en la japonesa y surcoreana, la percepción del cambio climático como una gran amenaza nacional se encuentra muy generalizada. Los porcentajes de personas con esa percepción superan a los porcentajes correspondientes a riesgos de entidad como “la propagación de enfermedades infecciosas” o los “ciberataques de otros países”.
Esta visión tan extendida del calentamiento global como amenaza nacional (además de global) no la comparten algunas sociedades no europeas. Por ejemplo, en Israel, Estados Unidos, Malasia o Singapur, los porcentajes de personas que ven en los ciberataques y la propagación de enfermedades infecciosas grandes amenazas para sus respectivos países son más altos que los de quienes señalan el calentamiento global.
Si bien una amplia mayoría opina que en España se deben hacer cambios profundos en “la lucha contra el cambio climático y el cuidado del medio ambiente”, cuando se le pregunta por las preferencias de gasto público, la protección ambiental queda por debajo de otras partidas. Más de la mitad de los entrevistados opina que se debería gastar “mucho más” en sanidad e investigación y ciencia, mientras que menos de uno de cada tres defiende un gasto mayor para preservar el entorno.
Pero una cosa es mostrarse preocupado y comprometido para afrontar la crisis ambiental global, y otra adoptar conductas consistentes con esa preocupación en diferentes ámbitos (transporte, reciclaje, consumo, etc.). Pasar de la conciencia a la acción requeriría no solo perseverar en la difusión de valores medioambientales y conocimientos sobre los riesgos del deterioro medioambiental, sino también informar de manera realista sobre los costes y esfuerzos que conlleva y, asimismo, establecer estructuras de incentivos económicos para los individuos y hogares que se sumen a esa lucha.
La eficacia de semejante estrategia sería seguramente mayor si, además, se ofrecieran a la sociedad pruebas del compromiso real de gobiernos y empresas con la acción por el clima y, por tanto, de la ejemplaridad de sus comportamientos.
Fuente: Compromiso RSE
Imagen: Pixabay