- Si se considerara el hecho de ‘tirar la comida’ como si se tratara de un país, estaríamos hablando del tercer emisor más grande de gases de efecto invernadero, solo por detrás de Estados Unidos y China.
- En España acabaron en la basura, en 2019, 1.352 millones de kilos de comida y bebida, siendo los productos frescos los que lideran la relación de artículos desechados.
- La tecnología puede ser una gran aliada para evitar el desperdicio alimentario y, por tanto, reducir el impacto medioambiental. Existen aplicaciones encargadas de dar una segunda oportunidad al excedente de los comercios a un precio reducido.
Cerceda, a 23 de noviembre de 2020.- Uno de los factores que más afecta al ecosistema desde el punto de vista medioambiental es el derroche alimentario. Si se considerara el hecho de ‘tirar la comida’ como si se tratara de un país, estaríamos hablando del tercer emisor más grande de gases de efecto invernadero, solo por detrás de Estados Unidos y China.
La producción de alimentos es la principal fuente de gases de efecto invernadero a la atmósfera, ya que la agricultura y la ganadería generan más del 20 % de las emisiones de CO2 del planeta, por encima de la industria y el transporte. Es por ello que, cada vez que se desperdicia un producto alimentario, se obstaculiza la lucha contra el calentamiento global.
A pesar de ello, en nuestro país todavía no hay conciencia sobre la necesidad de disminuir el derroche alimentario. En 2019 acabaron en la basura 1.352 millones de kilos de comida y bebida, siendo los productos frescos los que lideran la relación de artículos desechados. De hecho, las frutas representaron el 30,8% del volumen total de alimentos despilfarrados, seguidas por las verduras y las hortalizas, con un 13,5%, y los lácteos, con un 12,6%,
Los hogares con personas de menos de 50 años y las parejas con hijos fueron los que más derrocharon productos sin haberlos usado. Un fenómeno que, por zonas, tuvo más incidencia en la Comunitat Valenciana y en el área metropolitana de Madrid.
Cambiar la tendencia del derroche alimentario requiere introducir cambios en nuestros hábitos diarios. Por ejemplo, planificar el menú semanal, guardar las sobras, tanto en casa como cuando se va al restaurante, para consumirlas en otro momento y seguir la regla de lo que, en inglés, se denomina FIFO (First in first out ) dando preferencia a los artículos perecederos.
A día de hoy, la tecnología puede ser una gran aliada para evitar el derroche alimentario y, por tanto, reducir el impacto medioambiental. Existen aplicaciones encargadas de dar una segunda oportunidad al excedente de los comercios a un precio reducido. Es el caso Phenix o Too Good To Go.
Fuente: iambiente
Imagen: Pixabay