- El trabajo ha corrido a cargo de la Universidad de Córdoba, en colaboración con la Universidad china de Xiamen y el Instituto Tecnológico de Wentworth (Boston).
- Los residuos de pescado son ricos en nitrógeno, oxígeno, hidrógeno o carbono, elementos, especialmente este último, útiles en baterías debido a su electronegatividad, naturaleza estable y estabilidad térmica.
- El estudio ha experimentado con baterías de litio, utilizadas a escala mundial, y con dispositivos de sodio y magnesio, dos de los principales candidatos llamados a sustituir a un litio concentrado en pocos países y cuya disponibilidad podría escasear en el futuro.
Cerceda, a 21 de septiembre de 2020.- El crecimiento de la población a escala mundial y el aumento de consumo energético han despertado el interés de la investigación científica en obtener nuevos materiales alternativos de almacenamiento de energía.
La Universidad de Córdoba, en colaboración con la universidad china de Xiamen y el Instituto Tecnológico de Wentworth (Boston, EE.UU), ha diseñado recientemente un nuevo tipo de batería más sostenible a partir de residuos de pescado.
Tan solo en China se producen alrededor de 59 millones de toneladas de pescado al año, de las cuales, el 58% no se consume como alimento, convirtiéndose en residuo biológico.
Con este nuevo trabajo se ha conseguido aprovechar distintas partes de la Tilapia, un pescado común de cuyos desechos – vísceras, cabeza, escamas y aletas- ha sido extraído el colágeno para su uso en sistemas de almacenamiento de energía.
Los desechos de pescado son ricos en nitrógeno, oxígeno, hidrógeno o carbono, elementos, especialmente este último, útiles en baterías debido a su electronegatividad, naturaleza estable y estabilidad térmica.
El estudio ha experimentado con baterías de litio, utilizadas a escala mundial, y con dispositivos de sodio y magnesio, dos de los principales candidatos llamados a sustituir a un litio concentrado en pocos países y cuya disponibilidad podría escasear en el futuro.
Según las conclusiones del informe, los valores de capacidad alcanzados en los tres casos son muy similares, e incluso superiores en algunos rangos, a los obtenidos con otros materiales sintetizados por vía química, con la ventaja añadida de que el ánodo de la batería proviene de un material que a menudo suele convertirse en desecho.
Los nuevos dispositivos podrían tener utilidad como soporte en almacenamiento de energía eólica o fotovoltaica, sistemas en los que son necesarios grandes volúmenes de material disponible. No obstante, aún queda recorrido para que estas baterías puedan mercantilizarse.
Aunque se trata de la primera vez en la que el colágeno de los residuos de pescado se emplea para su uso en baterías, este material ya había sido utilizado anteriormente en otros sectores de la industria. Ahora, la investigación recoge este colágeno enriquecido para darle un nuevo uso y que “podría suponer un nuevo reto industrial y aportar ventajas económicas y medioambientales a largo plazo”.
Fuente: OCU
Imagen: Pixabay