- Así lo indica un reciente estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB), cuyos resultados fueron publicados en la revista Frontiers in Nutrition
- El deterioro de los alimentos es la principal causa del desperdicio, motivado principalmente por una mala gestión que hace que se tiren pequeñas cantidades de manera frecuente, y por la compra excesiva de artículos perecederos que terminan en la basura antes de haber sido consumidos
Cerceda, a 2 de agosto de 2024.- Según un reciente estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB), cuyos resultados fueron publicados en la revista Frontiers in Nutrition, las familias con niños pequeños y adolescentes son las que más alimentos desechan, posiblemente debido a la dificultad de satisfacer sus necesidades alimentarias, así como de gestionar adecuadamente las cantidades y porciones de comida, mientras que las familias monoparentales y con hijos mayores, las que menos.
Los alimentos perecederos como las verduras (80 %), las frutas (78 %) y productos a base de cereales (63 %) son los que más se desperdician, seguido de los lácteos (25 %). Los productos de origen animal, como la carne, el pescado y los huevos, son los que menos, junto con los precocinados.
El deterioro de los alimentos es la principal causa del desperdicio alimentario, motivado principalmente por una mala gestión que hace que se tiren pequeñas cantidades de manera frecuente, y por la compra excesiva de artículos perecederos que terminan en la basura antes de haber sido consumidos.
El perfil de la persona encargada de hacer la compra es el de una mujer (en el 70 % de los casos), menor de 54 años (79 %), que trabaja a tiempo completo o parcial (78 %) y que gasta una media de 537 € mensuales en comida. La mitad de las familias acude a supermercados e hipermercados, y dos de cada tres hogares hacen una única compra principal a la semana, complementada con pequeñas compras.
Por su parte, el 66 % de las familias declara consumir productos frescos en casa a diario, mientras que prácticamente todas consumen productos de origen animal más de cuatro días a la semana.
Planificación y control
Con el objetivo de reducir la cantidad de comida que acaba en la basura, los investigadores destacan la necesidad de planificar las compras y elaborar una lista de alimentos antes de acudir al mercado o supermercado.
Los hogares que declaran comprar en tiendas pequeñas y mercados municipales, suelen desechar menos comida que quienes compran en supermercado o hipermercado. Determinados tipos de envases, los descuentos y el marketing persuasivo con ofertas tipo 3 x 2 de los grandes almacenes. inducen a consumir más de lo necesario.
Para abordar esta problemática, los investigadores reclaman políticas públicas educativas dirigidas a las familias que aboguen por la reducción del desperdicio, como campañas escolares de concienciación sobre el impacto social y ambiental, y el fomento de hábitos y dietas saludables basadas en productos locales y de temporada.
Otra política pública útil en la lucha contra el desperdicio alimentario sería incentivar la venta de productos a granel, mientras que implementar la recogida separada de residuos orgánicos en los vecindarios con altos porcentajes de hogares con niños, podría mejorar la gestión de los residuos y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Fuente e imagen: ICTA-UAB