- Los corales son muy sensibles a los cambios de temperatura en el agua y viven en una simbiosis con algas microscópicas que habitan en su interior y les proporcionan energía. Cuando esta simbiosis se rompe, el coral se estresa, se debilita, expulsa las microalgas de su interior y pierde su color y blanquea; una situación que pone en riesgo su supervivencia, pudiendo ocasionarle la muerte.
- 2018 fue declarado Año Internacional de los Arrecifes de Coral para aumenta la conciencia social sobre su importancia y la necesidad de intensificar su protección.
- Si bien la restauración y el cultivo de corales se encuentra en fase de investigación y desarrollo, los expertos advierten que este tipo de iniciativas no pueden convertirse en la única esperanza.
- Reducir las emisiones, hacer frente a los residuos plásticos y llevar estilos de vida sostenibles constituye una gran ayuda.
Cerceda, a 27 de febrero de 2019.- El aumento de la temperatura del océano está afectando de forma muy negativa a los arrecifes de coral, unos animales coloniales de los que dependen el 25% de las especies marinas y que proporcionan medios de vida para cientos de millones de personas, nos proveen de alimentos, nos protegen de inundaciones, generan ingresos gracias a los turistas que viajan para apreciarlos y hasta son materia prima de algunos medicamentos para combatir enfermedades graves.
Los científicos estiman que, para 2050, casi el 90% de estos super ecosistemas podrían estar extintos. Tal y como asegura Gabriel Grimsditch, de la división de ecosistemas marinos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, los corales son muy sensibles a los cambios de temperatura en el agua y viven en una simbiosis con algas microscópicas que habitan en su interior y les proporcionan energía. Cuando esta simbiosis se rompe, el coral se estresa, se debilita, expulsa las microalgas de su interior y, en consecuencia, pierde su color y blanquea; una situación que pone en riesgo su supervivencia, pudiendo ocasionarle la muerte.
Expertos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) afirmaron, en un informe en 2014, que los océanos han desacelerado los efectos del cambio climático al absorber hasta un 93% del calor atrapado por los gases de efecto invernadero, aumentando con ello el nivel del mar.
El último informe IPCC, presentado el pasado mes de octubre, alerta de que la situación es grave, asegurando que, incluso con acciones contundentes para estabilizar el calentamiento global a 1,5ºC por encima de los niveles preindustriales, para 2050 se perderá entre el 70 y el 90% de los arrecifes de coral.
No obstante, y más allá del aumento de la temperatura del mar, los corales también se ven afectados por las actividades humanas a nivel local tales como la pesca excesiva, la contaminación por nutrientes, la sedimentación y la modificación costera, reduciendo su capacidad para recuperarse de los eventos de blanqueamiento.
2018, AÑO INTERNACIONAL DE LOS ARRECIFES DE CORAL
2018 fue declarado Año Internacional de los Arrecifes de Coral para aumentar la conciencia social sobre su importancia y la necesidad de intensificar su protección. Uno de los grandes logros fue el anuncio de una nueva coalición que involucra a organizaciones intergubernamentales, de conservación y fundaciones privadas para pedir un liderazgo audaz que salve a los arrecifes de coral.
Por su parte, la ONU, junto con la Iniciativa Internacional y los Gobiernos de Mónaco y Francia, ha financiado soluciones innovadoras para apoyar su conservación en diferentes regiones del mundo como África, el Caribe y el sudeste de Asia.
Esta situación crítica también ha contribuido a fomentar la creatividad y la innovación. Recientemente, investigadores de dos Universidades australiana crearon un robot submarino que se mueve a través de porciones dañadas de los arrecifes y “planta” cientos de miles de corales mizroscópicos para regenerarlos. Los corales “bebés” fueron cultivados a partir de especímenes que sobrevivieron al gran evento de blanqueamiento de 2016 en la Gran Barrera de Coral y se cree que son especialmente tolerantes a las temperaturas más cálidas. No obstante, el resultado del experimento está aún por verse y, si bien la restauración y el cultivo de corales se encuentra en fase de investigación y desarrollo, los expertos advierten de que este tipo de iniciativas no pueden convertirse en la única esperanza. “Los arrecifes son ecosistemas muy grandes y muy salvajes, y tratar de recrearlos a través de la ingeniería humana es muy difícil”, asegura Grimsditch.
Reducir las emisiones, hacer frente a los residuos plásticos y llevar estilos de vida sostenibles representaría una gran ayuda.
Fuente e imagen: ONU
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