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Su posición se centra especialmente en potenciar la reutilización, en reducir el desperdicio alimentario de aquí a 2030 y en evitar los residuos textiles derivados de la moda rápida
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El alimentario y el textil son, respectivamente, el primero y cuarto sector con mayor intensidad en el uso de recursos, por la que la revisión de la directiva se configura como un paso esencial hacia una economía circular
Cerceda, a 19 de junio de 2024.- El Consejo Europeo ha adoptado su posición (orientación general) sobre la revisión de la Directiva Marco de Residuos, centrándose especialmente en potenciar la reutilización, en reducir el desperdicio alimentario de aquí a 2030 y en evitar los residuos textiles derivados de la moda rápida.
Sector alimentario
Respecto a los residuos alimentarios, la propuesta de Directiva establece objetivos vinculantes de aquí a 2030: una reducción del 10% en la transformación y la fabricación, y del 30% per cápita en la venta minorista, los restaurantes, los servicios de restauración y los hogares.
La orientación general prevé la posibilidad de fijar objetivos para los residuos alimentarios comestibles, a más tardar, el 31 de diciembre de 2027, coincidiendo con la revisión de los establecidos para 2030. Se calcularán en relación a las cantidades generadas en 2020, ya que fue el primer año en el que se recopilaron datos conforme a un método armonizado. No obstante, los Estados miembros podrán utilizar un año de referencia anterior a 2020 si, a nivel nacional, existían métodos adecuados de recopilación de datos, o bien los años 2021, 2022 o 2023, ya que los datos de 2020 pueden no ser representativos en algunos casos debido a la pandemia del COVID-19.
Asimismo, los ministros han coincidido en la necesidad de desarrollar factores de corrección para tener en cuenta las fluctuaciones del turismo y de los niveles de producción en la transformación y fabricación de alimentos.
Sector textil
La actual Directiva Marco sobre Residuos, en vigor desde 2008, obliga a los Estados miembros a garantizar la recogida separada de los textiles para su preparación para la reutilización y reciclado, todo más tardar el 1 de enero de 2025. Según la orientación general, antes del final de 2028, la Comisión estudiará la posibilidad de establecer objetivos específicos.
La propuesta de revisión de la Directiva prevé unos regímenes armonizados de responsabilidad ampliada del productor que exigirán a las marcas de moda y a los productores textiles el pago de una tasa para contribuir a financiar los costes de la recogida y el tratamiento de residuos textiles. Estos regímenes se establecerán hasta 30 meses después de la entrada en vigor de la Directiva y los ministros han acordado incluir a las microempresas en su ámbito de aplicación.
El importe de la tasa dependerá de la circularidad y del comportamiento medioambiental del producto textil de que se trate (lo que se conoce como «modulación ecológica»). Dado que la mejor solución es la prevención, la orientación general establece que los Estados miembros pueden exigir una tasa más alta a las empresas que empleen prácticas industriales y comerciales de «moda rápida».
Asimismo, se reconoce el papel esencial de las entidades de economía social (como organizaciones benéficas, empresas sociales y fundaciones) en los sistemas existentes de recogida de productos textiles, y les permite mantener y gestionar sus propios puntos de recogida separada. Los Estados miembros pueden eximirles de determinados requisitos de información para evitar una carga administrativa desproporcionada.
Siguientes fases
La posición del Consejo, adoptada el pasado 17 de junio, permite a la Presidencia rotatoria iniciar las conversaciones con el Parlamento Europeo sobre el texto definitivo, que tendrán lugar ya durante el nuevo ciclo legislativo. El Parlamento Europeo aprobó su posición en marzo de 2024.
Previamente, con fecha 5 de julio de 2023, la Comisión Europea presentó una propuesta de revisión de la Directiva Marco sobre Residuos dirigida específicamente a los sectores alimentario y textil, que son, respectivamente, el primero y el cuarto con mayor intensidad en el uso de recursos, a fin de reducir sus efectos medioambientales y climáticos, configurándose como un paso esencial hacia una economía europea más sostenible y circular.
Fuente: Consejo Europeo