- Así lo advierte la FAO, que da buena cuenta del impacto que este fenómeno tiene sobre el entorno y el derroche de recursos naturales tales como la tierra, el agua y las emisiones de CO2.
- Apunta que todavía un alto porcentaje de comida acaba depositada en vertederos y recuerda que éstos representan una de las mayores fuentes de emisiones de GEI del sector de los residuos.
- Asimismo, asegura que el compostaje doméstico constituye una alternativa eficiente a través de la cual se podría convertir en abono hasta 150 kg de residuos de alimentos por hogar al año.
Cerceda, a 18 de septiembre de 2019.- Además del negativo impacto que el desperdicio alimentario representa a nivel económico, social y moral, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), viene advirtiendo de las consecuencias ambientales derivadas de esta problemática.
El volumen mundial de despilfarro de alimentos se calcula en 1.600 millones de toneladas en el "equivalente de productos primarios", ascendiendo a 1.300 millones de toneladas el despilfarro total de los alimentos para la parte comestible.
Por su parte, la huella de carbono se estima en 3.300 millones de toneladas de equivalente de CO2 de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera por año, mientras que el volumen total de agua utilizada anualmente para producir los alimentos que se pierden o desperdician (250km3) equivale al caudal anual del río Volga en Rusia, o tres veces el volumen del lago de Ginebra. Asimismo, 1.400 millones de hectáreas (el 28% de la superficie agrícola del mundo) se usan anualmente para producir alimentos que se pierden.
Sólo un bajo porcentaje de comida desperdiciada es recuperada, mientras que una gran parte todavía termina depositada en vertederos, representando una elevada parte de los residuos urbanos desviados a los mismos. En este sentido, recuerda que los vertederos representan una de las mayores fuentes de emisiones de GEI del sector de los residuos.
Así las cosas, asegura que el compostaje doméstico constituye una alternativa eficiente a través de la cual se podría convertir en abono hasta 150 kg de residuos de alimentos por hogar al año.
Mientras que los países en desarrollo sufren más pérdidas de alimentos durante la etapa de producción agrícola, en los que cuentan con ingresos medios y altos, el desperdicio se concentra más en las fases de comercialización y consumo.
Y todo esto tiene un precio: el despilfarro de alimentos (excluyendo el pescado y el marisco) alcanza unas pérdidas económicas de 750 millones de dólares EEUU anuales.
Fuente: FAO
Imagen: Pixabay
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