- El centro tecnológico AIMPLAS trabaja en el desarrollo de nuevos envases alimentarios activos e inteligentes.
- Gracias a la incorporación de componentes microelectrónicos, los futuros envases permitirán calentar los alimentos.
- Mediante la adición de componentes naturales, los envases alimentarios tendrán una elevada capacidad antimicrobiana, lo que permitirá alargar la vida de los alimentos
Cerceda, a 25 de enero de 2019.- El centro tecnológico del plástico AIMPLAS, radicado en la localidad valenciana de Paterna, está desarrollando dos proyectos altamente innovadores en materia de envases alimentarios. Estos envases, que se pueden calificar de activos e inteligentes, permitirán, en unos casos, calentar la comida y, en otros, alargar su vida útil.
PROYECTO “HEAT FOOD”
AIMPLAS desarrolla bajo esta denominación un prototipo de envase alimentario autocalefactable, que permita calentar su contenido incluso en lugares que no cuenten con una instalación adecuada para tal fin.
Gracias a los avances de la plastrónica (una parte de la electrónica que estudia la integración de componentes electrónicos en materiales plásticos, el desarrollo de electrónica flexible y el uso de materiales conductores basados en plásticos) los futuros envases alimentarios alcanzarán una temperatura de calentamiento idónea y la distribuirán de manera uniforme.
PROYECTO “CAP-RESISTENT”
Desde el año 2009, el centro tecnológico de AIMPLAS se ha destacado en el campo de la microencapsulación, es decir, la adición de cápsulas diminutas de sustancias naturales con propiedades antimicrobianas, insecticidas y repelentes de insectos, a los materiales plásticos.
El objetivo del proyecto consiste en lograr microcápsulas de elevada resistencia térmica y mecánica que soporten los procesos de fabricación de envases alimentarios mediante inyección y extrusión, para obtener botellas y bandejas, sin perder sus propiedades antimicrobianas.
AIMPLAS ha utilizado materiales plásticos biodegradables y compostables para fabricar los prototipos. De esta manera, se garantiza su tratamiento posterior, en el marco de la economía circular.
Gracias a esta tecnología es posible la protección de los agentes activos, hasta su posterior liberación controlada. Así se logrará mantener los alimentos en condiciones óptimas de consumo durante más tiempo, lo cual redundará en un ahorro para todos y permitirá reducir el desperdicio alimentario.
Fuente e imagen: Aimplas
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