- Así lo manifestó en EsRadio Galicia Pedro Cantero, Director de la Escuela de Adultos del centro penitenciario de Monterroso (Lugo).
- Desde 2007, decidió subirse al carro de los proyectos europeos y apostar firmemente por la educación ambiental como una oportunidad formativa para sus pupilos.
- El centro cuenta hoy con invernaderos fabricados con materiales reciclados, huertos ecológicos, doble programa de compostaje y vermicompostaje, y trabaja de lleno en un proyecto para disminuir el desperdicio alimentario.
- La guinda de esta firme apuesta por la reducción de la cantidad de comida que acaba arrojada al cubo de la basura la puso la edición del libro “Sabroso reciclaje”, en el que se recogen recetas con sobras de comidas.
- La publicación, todo un guiño a la sostenibilidad, ha sido presentada a los premios enmarcados en la Semana Europea de la Prevención de Residuos 2018.
Cerceda, a 4 de enero de 2019.- Pedro Cantero, Director de la Escuela de Adultos del centro penitenciario de Monterroso (Lugo) es por, encima de todo, maestro. Una profesión a la que, tal y como señaló en EsRadio, en el programa “La Mañana” conducido por Ignacio Balboa, ama profundamente y a la que ha dedicado ya casi 30 años de su vida.
Si ya de por sí es un oficio al que califica de precioso, para él lo es todavía más por desarrollarse en un entorno de características especiales, toda vez que sus alumnos residen en una prisión y están privados de libertad. “Han sido juzgados por la justicia y deben cumplir condena. Partiendo de esta premisa, mi función es ayudarles en el proceso de reinserción a través de la educación en valores”.
CULTIVOS ECOLÓGICOS
Tiene claro su cometido y en él pone todo su empeño cada día, con la particularidad de que, desde 2007, decidió subirse al carro de los proyectos europeos y apostar firmemente por la educación ambiental como una oportunidad formativa para sus pupilos.
Puso en marcha la maquinaria de la sostenibilidad hace más de una década y, en la actualidad, el centro penitenciario es pionero en este ámbito. Cuenta con invernaderos fabricados artesanalmente por los internos con miles de botellas plásticas fuera de uso en los que cultivan distintos productos (verduras, frutas, hortalizas). Considera que es una forma de aprendizaje muy interesante para los alumnos, los mantiene ocupados y conocen de esta forma los entresijos de la naturaleza. Acto seguido puso en marcha un doble programa de compostaje, en el que se combina el compostaje doméstico y el vermicompostaje, y a través del cual se convierte la materia orgánica generada en los comedores en un abono natural de alta calidad que luego utilizan como fertilizante, cerrando así el ciclo de recuperación de restos de alimentos y vegetales.
GUERRA AL DESPERDICIO ALIMENTARIO
No contento, y especialmente sensibilizado con el desperdicio alimentario, decidió poner en marcha, con la colaboración de Sogama, el proyecto “La comida no se tira”, en el que llevan trabajando desde hace más de un año, habiéndose desarrollado en distintas fases. Pero no quiso hacerlo únicamente con su equipo de docentes, sino que implicó al personal médico, juristas, profesionales de la cocina y resto de funcionarios, asignando tareas a todos ellos. Primero realizaron un diagnóstico de la situación de partida, es decir, cuánta comida se tiraba a la basura, por qué y cómo minimizar la cantidad de alimentos desechados. A partir de ahí, diseñó un programa de formación que, más allá de sensibilizar a los alumnos en la materia, pretendía también educarles en las bondades de una dieta saludable y equilibrada, y concienciarles sobre el negativo impacto ambiental, económico, social y moral del desperdicio alimentario. Lo repite como un mantra: tiramos comida cuando millones de personas en todo el mundo pasan y se mueren de hambre. Y a partir de ahí surgió la idea de elaborar un libro de recetas con sobras al que bautizaron con un sugerente título “Sabroso reciclaje”; un guiño a la sostenibilidad a través de una publicación que incluso decidieron presentar a los premios de la Semana Europea de la Prevención de Residuos 2018.
Aunque todavía sin desvelar, Cantero ya está pergeñando nuevos proyectos. Las segundas oportunidades representan para él la puerta que abre todos los días para que los internos la crucen. No es tarea fácil y tampoco sabe cuántos de esos alumnos a los que ha formado serán capaces de regresar a la sociedad sin el lastre de su pasado. “Es muy difícil averiguarlo. Salvo casos excepcionales, cuando se van, se les pierdes la pista. Pero si mi carrera profesional ha servido para salvar a uno de ellos, mi trabajo habrá valido la pena”, sentencia con orgullo.
Saludos, Departamento de Comunicación