- Están fabricados con materiales biodegradables y ecológicos, y son mucho más baratos que los actuales, por otra parte difíciles de interpretar.
- Detectan los gases en descomposición tales como amoníaco y la trimetilamina y los datos se pueden leer en los teléfonos inteligentes con solo colocarlos junto al envase para comprobar si el alimento en cuestión es seguro o no.
- Los científicos argumentan también que estos sensores podrían ayudar a reducir la generación de residuos plásticos, pues muchos de los alimentos se desechan junto con el propio envase.
- El estudio ha sido publicado en la revista ACS Sensors, de la Sociedad Química Americana.
Cerceda, a 28 de junio de 2019.- Investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido) han desarrollado unos sensores que podrían ayudar a reducir el desperdicio alimentarios en supermercados y hogares, representando una alternativa fiable a la tradicional fecha de caducidad.
Al parecer, los prototipos de sensores desarrollados en laboratorio cuestan menos de dos céntimos de euro cada uno, frente a los sensores que existen a día de hoy y que no se usan habitualmente debido a un alto precio, pudiendo representar una cuarta parte de los costes de envasado, con la particularidad de que son muy difíciles de interpretar.
Estos nuevos se denominan “sensores de gas eléctricos a base de papel” y detectan los gases en descomposición tales como amoníaco y la trimetilamina en la carne y los productos pesqueros. Los datos del sensor se pueden leer en los teléfonos inteligentes con solo colocar el smartphone junto al envase para comprobar si el alimento en cuestión es seguro o no.
Los sensores fueron creados con materiales biodegradables, son ecológicos y no tóxicos, y se combinan con etiquetas NFC (Near Field Communication), que incluyen microchips que pueden leerse en dispositivos móviles cercanos.
Los investigadores consideran que los sensores podrían reemplazar eventualmente la fecha de caducidad, son más fáciles de interpretar y los costes más bajos para los minoristas podrían contribuir a aminorar el precio de los alimentos para los consumidores finales.
Aseguran igualmente que estos sensores podrían ayudar a reducir la generación de residuos plásticos, pues muchos de los alimentos se desechan junto con el propio envase. Otras ventajas frente a los sensores de gas actuales es que funcionan de manera efectiva con casi el 100% de humedad y a temperatura ambiente, y son sensibles solo a los gases involucrados en el deterioro de alimentos, mientras que otros sensores pueden ser activados por gases no dañinos.
El estudio ha sido publicado en la revista ACS Sensors, de la Sociedad Química Americana
Según estos científicos, las fechas de caducidad, aunque muy útiles, no tienen en cuenta las condiciones de almacenamiento y procesamiento de alimentos específicos, por lo que pueden llevar a comercios y a consumidores a desechar alimentos seguros y comestibles.
Fuente: Residuos Profesional
Imagen: Pixabay
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