- Mediante el análisis de ADN, un equipo de científicos de la Universidad de Almería ha definido cuál es el conjunto de microorganismos que degradan residuos para convertirlos en abono.
- Este avance facilita la búsqueda de indicadores que evalúen los diferentes procesos de compostaje a escala industrial, pudiendo predecir la idoneidad del producto para su comercialización.
Cerceda, a 8 de marzo de 2021.- El grupo de investigación ‘Desarrollo de técnicas microbiológicas para la mejora de suelos de interés agrícola’, de la Universidad de Almería, ha identificado, mediante el análisis de ADN, el conjunto de bacterias y hongos que degradan la materia orgánica para su conversión en compost. Este avance facilita la búsqueda de indicadores que evalúen los diferentes procesos de compostaje a escala industrial, pudiendo predecir la idoneidad del producto para su comercialización.
Bajo el título ‘Uncovering new indicators to predict stability, maturity and biodiversity of compost on an industrial scale’, el trabajo, que ha sido publicado en la revista Bioresource Technology, se basa en el estudio de 15 procesos de compostaje a escala industrial, teniendo en cuenta la diversidad de las materias primas originales.
El material que se puede convertir en compost muestra una enorme variabilidad. Abarca desde restos vegetales hasta residuos sólidos urbanos, lodos procedentes de la depuración de aguas residuales o cualquier otro residuo orgánico de la industria agroalimentaria.
La científica coautora del estudio, Francisca Suárez, señaló que “Los avances en metagenómica –obtener el ADN de la globalidad de microorganismos de una comunidad–, permiten constatar la complejidad de predecir la calidad de ese abono; los tipos de microbios pueden ser casi exclusivos de cada proceso, por lo que el análisis genético indica cuáles son los implicados en cada uno de ellos”.
Los investigadores afirman que, probablemente, menos del 2% de los microorganismos que habitan una pila de compost son cultivables –es decir, que se comprueba su presencia en laboratorio-, lo que dificulta el conocimiento de cuáles son y cómo estos agentes están implicados en el proceso.
Aunque la norma es la falta de homogeneidad de los procesos de compostaje a escala industrial, las investigaciones realizadas por el equipo constatan que se obtienen productos que cumplen con los estándares requeridos. Este hecho deriva de la capacidad de adaptación de los distintos grupos de microorganismos.
Después de cuatro años de trabajo, el éxito de los resultados obtenidos ha superado las expectativas del grupo, según Suárez. “Ahora pretendemos ejecutar estudios de diversidad funcional más específicos, que ayudarán a predecir la validez de los compost desde un punto agronómico”.
Fuente: Residuos Profesional
Imagen: Pexels