- Quiere que tenga más claridad y mayor seguridad de que cuando algo se vende como verde, en realidad sea verde, y que disponga de información de mejor calidad para elegir productos y servicios que no dañan el medio ambiente
- Antes de que las empresas comuniquen cualquiera de las 'afirmaciones ecológicas' a los consumidores, éstas deberán verificarse de forma independiente y probarse con evidencia científica
Cerceda, a 31 de marzo de 2023.- La Comisión Europea ha propuesto criterios comunes contra el lavado verde o “greenwashing” y las afirmaciones ambientales engañosas. Con ello quiere que los consumidores tengan más claridad, mayor seguridad de que cuando algo se vende como verde, en realidad sea verde, e información de mejor calidad para elegir productos y servicios que no dañan el medio ambiente.
Las empresas también se beneficiarán de estas medidas, pues aquéllas que hagan un esfuerzo genuino por mejorar la sostenibilidad medioambiental de sus productos, serán más fácilmente reconocidas y recompensadas por los consumidores y podrán aumentar sus ventas, en lugar de enfrentarse a una competencia desleal. De esta manera, la propuesta ayudará a establecer un campo de juego nivelado cuando se trata de información sobre el desempeño ambiental de los productos.
Un estudio de la Comisión de 2020 destacó que el 53,3 % de las afirmaciones ambientales examinadas en la UE resultaron vagas, engañosas o infundadas, y el 40 % carecían de fundamento. La ausencia de normas comunes para las empresas que realizan afirmaciones ecológicas voluntarias conduce a un "lavado verde" y crea un campo de juego desigual en el mercado de la UE, en detrimento de las empresas verdaderamente sostenibles.
INFORMACIÓN FIABLE, COMPARABLE Y VERIFICABLE
Según la propuesta, cuando las empresas opten por hacer una 'declaración verde' sobre sus productos o servicios, deberán respetar normas mínimas sobre cómo fundamentan estas afirmaciones y cómo las comunican.
La propuesta se dirige a afirmaciones explícitas, como por ejemplo, 'Camiseta hecha con botellas de plástico recicladas', 'Entrega con compensación de CO2', 'Embalaje hecho con un 30 % de plástico reciclado' o 'Protector solar respetuoso con el océano'. También pretende hacer frente a la proliferación de etiquetas, así como a las nuevas etiquetas ambientales públicas y privadas.
Abarca todas las reclamaciones voluntarias sobre los impactos ambientales, aspectos o desempeño de un producto, servicio o el propio comerciante. Sin embargo, excluye las declaraciones que están cubiertas por las normas de la UE existentes, como la etiqueta ecológica de la UE o el logotipo de alimentos orgánicos, porque las leyes actuales ya garantizan que estas declaraciones reguladas sean fiables.
Antes de que las empresas comuniquen cualquiera de los tipos cubiertos de 'afirmaciones ecológicas' a los consumidores, dichas afirmaciones deberán verificarse de forma independiente y probarse con evidencia científica. Como parte del análisis científico, las empresas identificarán los impactos ambientales que realmente son relevantes para su producto, así como también identificarán las posibles compensaciones para brindar una imagen completa y precisa.
NORMAS Y ETIQUETAS CLARAS Y ARMONIZADAS
Varias reglas garantizarán que las reclamaciones se comuniquen con claridad. Por ejemplo, ya no se permitirán declaraciones o etiquetas que utilicen una puntuación agregada del impacto ambiental general del producto, a menos que así lo establezcan las normas de la UE. Si se comparan productos u organizaciones con otros, dichas comparaciones deben basarse en información y datos equivalentes.
La propuesta también regulará las etiquetas ambientales. Actualmente hay al menos 230 etiquetas diferentes y hay evidencia de que esto genera confusión y desconfianza en el consumidor. Para controlar la proliferación de tales etiquetas, no se permitirán nuevos esquemas de etiquetado público, a menos que se desarrollen a nivel de la UE, y cualquier nuevo esquema privado deberá mostrar una mayor ambición ambiental que los existentes y obtener una aprobación previa para ser permitido. Existen reglas detalladas sobre las etiquetas ambientales en general: también deben ser confiables, transparentes, verificadas de forma independiente y revisadas periódicamente.
Tras el procedimiento legislativo ordinario, la propuesta de Directiva sobre reclamaciones ecológicas ahora estará sujeta a la aprobación del Parlamento Europeo y el Consejo.
Fuente: Comisión Europea
Imagen: Pixabay