Cerceda, a 9 de octubre de 2020.– Con el objetivo de apoyar la transformación de los sistemas agroalimentarios, la erradicación del hambre y la mejora de la nutrición en la era posterior al COVID-19, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha lanzado la iniciativa "Ciudades verdes", cuya presentación tuvo lugar durante el 75 º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La pretensión de "Ciudades verdes" es mejorar los medios de vida y el bienestar de las poblaciones urbanas y periurbanas de al menos 100 urbes (15 metropolitanas, 40 medianas y 45 pequeñas) de todo el mundo durante los tres próximos años, con la expectativa de que 1.000 ciudades se sumen de aquí a 2030.
En particular, la iniciativa se centra en mejorar el entorno urbano, afianzar los vínculos entre el mundo rural y el mundo urbano y reforzar la resiliencia de los sistemas, servicios y poblaciones urbanos ante las perturbaciones externas. Además de garantizar el acceso a un entorno y dieta saludable procedente de sistemas alimentarios sostenibles, contribuirá a la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos, así como a la gestión sostenible de los recursos.
Igualmente, se contempla la creación de una "red de ciudades verdes", que permitirá a urbes de todos los tamaños, desde megalópolis hasta ciudades medianas y pequeñas, intercambiar experiencias sobre las mejores prácticas, éxitos y lecciones, así como crear oportunidades de cooperación.
LOS ESPACIOS VERDES AUMENTARÁN LA RESILENCIA
Se prevé que, en 2050, casi el 70 % de la población global vivirá en ciudades y aproximadamente el 70 % de los suministros totales de alimentos será consumido por sus habitantes.
El crecimiento demográfico y la rápida urbanización conllevan cambios nutricionales y una mayor demanda de bienes y servicios básicos, así como una competencia creciente por los recursos naturales para garantizar el acceso a dietas saludables para todos.
A los gobiernos locales les resulta cada vez más difícil satisfacer las necesidades de las poblaciones urbanas y periurbanas, y la pandemia de COVID-19 ha añadido nuevos desafíos, como perturbaciones en los sistemas alimentarios, pérdida de empleos e inseguridad alimentaria, lo que empeora las condiciones, en especial de los más vulnerables.
Actualmente, las urbes consumen casi el 80 % de la energía total producida en el mundo, son responsables del 70 % de los desechos mundiales y de alrededor del 70 % de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía.
La conservación de sistemas alimentarios sostenibles y la existencia de más espacios verdes son fundamentales para las ciudades, que aumentarán así su resiliencia para hacer frente a los efectos del cambio climático y la COVID-19, lo que garantizará que los problemas de carácter sanitario no interrumpan el suministro y la distribución de alimentos.
Fuente: FAO
Imagen: Pixabay