- Los océanos reportan incuestionables beneficios: nos proporcionan alimentos, influyen en el clima y en la meteorología y son un espacio de recreo.
- La sobrepesca y la basura marina amenazan este preciado tesoro. Necesitamos unos mares limpios y sanos para preservar nuestra propia salud y supervivencia, y para garantizar el bienestar de las generaciones futuras.
- Implicar a los niños en la limpieza de playas, lagos o ríos a nivel local, en la reutilización de objetos desechados, en la reducción del uso de plástico y en el consumo de pescado procedente de fuentes sostenibles, puede resultar de gran ayuda para su formación y concienciación ambiental.
Cerceda, a 27 de febrero de 2020.- La edad no importa cuando se trata de hacer frente al cambio climático. Todos podemos aportar nuestro grano de arena y la protección de los océanos es una parte fundamental de esta lucha dados sus incuestionables beneficios: nos proporcionan alimentos, influyen en el clima y en la meteorología y son un espacio de recreo.
La sobrepesca y la basura marina amenazan este preciado tesoro. Necesitamos unos mares limpios y sanos para preservar nuestra propia salud y supervivencia, y para garantizar el bienestar de las generaciones futuras.
La FAO traslada 4 sencillas formas de implicar a los pequeños en esta tarea:
1- Realizar una limpieza a nivel local
Las campañas de limpieza de playas, lagos o ríos son una excelente canal para que los niños participen en la mejora ambiental. Menos basura en el entorno significa menos desechos que pueden ser arrastrados a los cursos de agua.
2- Reutilizar los objetos desechados
Animar a los escolares a encontrar otros usos para objetos viejos, constituye una buena manera de que los visualicen como recursos de valor. Se pueden elaborar auténticas obras de arte a partir de residuos.
3- Reducir el uso de plástico
Un gran porcentaje del plástico acaba en los océanos. Disminuir el consumo de plástico y propiciar su reciclado resulta esencial para proteger mares y ríos.
Optar por frutas, verduras y hortalizas a granel y prescindir de las preenvasadas, se traduce en una menor generación de residuos plásticos. Por su parte, estimular a los niños a que participen en el cultivo de alimentos, posibilita que valoren la comida en mayor medida.
Un ejemplo es la escuela General Lázaro Cárdenas en Ajalpan, México, donde 96 estudiantes plantaron y cuidaron de sus cultivos y obtuvieron alimentos para sus almuerzos escolares (con la ayuda ocasional de sus padres y maestros). Esto les ha ayudado a mantener una dieta saludable, a desarrollar habilidades para ganarse la vida y a lograr una conciencia ambiental.
4- Consumir pescado obtenido de fuentes sostenibles
El pescado es una fuente indispensable de proteínas, vitaminas, minerales y ácidos grasos omega-3 poliinsaturados. Para algunas comunidades costeras, constituye su principal fuente de alimento. Las prácticas pesqueras insostenibles amenazan la seguridad alimentaria de estas comunidades, tanto al quitarles estos recursos marinos como al perjudicar sus medios de vida.
En el hogar, podemos ayudar comiendo especies de peces que sean más abundantes, en lugar de las que están en riesgo de sobrepesca. Otra buena opción es adquirir pescado que haya sido capturado o cultivado de forma sostenible, como el que tiene etiqueta ecológica o el que está certificado.
No existe un único método para mantener nuestros océanos limpios y nuestro planeta sano: todo está interconectado, y cada pequeño gesto ayuda.
Fuente: FAO
Imagen: Pixabay