- Argumenta que la destrucción de espacios silvestres facilita la aparición de enfermedades zoonóticas, que la contaminación del aire reduce la calidad de la salud y la esperanza de vida, y que la pérdida de biodiversidad compromete el valor nutricional de los alimentos, al tiempo que disminuye el alcance y la eficacia de los medicamentos.
- Asimismo, advierte que la contaminación amenaza a miles de millones de personas en todo el mundo y que el cambio climático presenta riesgos adicionales para la salud y la seguridad.
Cerceda, a 11 de mayo de 2021.- La Organización Mundial de la Salud estima que el 23% de todas las muertes están vinculadas a “riesgos ambientales” tales como la contaminación del aire, del agua y la exposición a sustancias químicas.
Estadísticas como esta son la razón por la cual el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó recientemente una resolución a través de la cual reafirma las obligaciones de los Estados de proteger los derechos humanos y tomar medidas más contundentes de cara a los desafíos ambientales.
1. La destrucción de espacios silvestres facilita la aparición de enfermedades zoonóticas.
La alteración de la tierra con el fin de crear espacio para hogares, tierras de cultivo e industrias ha puesto a los humanos en un contacto cada vez mayor con la vida silvestre y ha creado oportunidades para que los patógenos se propaguen de los animales salvajes a las personas. Se estima que 60% de las infecciones humanas son de origen animal.
2. La contaminación del aire reduce la calidad de la salud y la esperanza de vida.
Cada año, alrededor de 7 millones de personas mueren a causa de enfermedades e infecciones relacionadas con la contaminación del aire, más de cinco veces el número de personas que mueren en accidentes de tráfico.
La exposición a contaminantes también puede afectar el cerebro, al provocar retrasos en el desarrollo, problemas de comportamiento e incluso un coeficiente intelectual más bajo en los niños. En las personas mayores, los contaminantes están asociados con las enfermedades de Alzheimer y Parkinson.
3. La pérdida de biodiversidad compromete el valor nutricional de los alimentos.
En los últimos 50 años, las dietas humanas se basan en 12 cultivos y 5 especies animales que proporcionan el 75% de la ingesta energética mundial. En la actualidad, casi una de cada tres personas padece alguna forma de desnutrición y gran parte de la población mundial se ve afectada por enfermedades relacionadas con la dieta.
4. La pérdida de biodiversidad también reduce el alcance y la eficacia de los medicamentos.
Los productos naturales representan una gran parte de las sustancias farmacéuticas existentes, pero las estimaciones sugieren que 15.000 especies de plantas medicinales están en riesgo de extinción.
5. La contaminación está amenazando a miles de millones de personas en todo el mundo.
Importantes problemas de salud surgen de la contaminación y de la idea de que los desechos se pueden “tirar” cuando, de hecho, muchos de ellos permanecen en los ecosistemas, lo que afecta tanto a la salud humana como al medio ambiente.
El agua contaminada por desechos, las aguas residuales no tratadas, las escorrentías agrícolas y las descargas industriales ponen a 1.800 millones de personas en riesgo de contraer distintas enfermedades.
Asimismo, un conjunto de evidencias cada vez más contundentes sugiere que existe un motivo de preocupación sobre el impacto de los microplásticos en la vida marina y la red alimentaria.
6. El cambio climático presenta riesgos adicionales para la salud y la seguridad.
La última década fue la más calurosa en la historia de la humanidad y ya se están experimentando los efectos del cambio climático a través de fenómenos que amenazan vidas, medios de subsistencia y la seguridad alimentaria. El cambio climático también afecta la supervivencia de los microbios, facilitando la propagación de los virus.
Fuente: ONU Medio Ambiente
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