- Desde hace años, y bajo la dirección del profesor Gonzalo Sánchez Busóns, vienen desarrollando un programa específico de recogida de colillas en distintos ámbitos e incluso manifestaciones en las que piden fervientemente evitar este residuo
- Según la OMS, una colilla tarda cerca de 10 años en desintegrarse y puede llegar a contaminar hasta 50 litros de agua potable
Cerceda, a 6 de junio de 2024.- Los efectos del tabaco en la salud de las personas son ya de sobra conocidos, pero sus residuos y el impacto ambiental que genera constituye otra de sus negativas consecuencias. Las colillas siguen siendo uno de los desechos más frecuentes en los entornos naturales y urbanos. El nocivo gesto de arrojarlas al suelo en lugar de a una papelera o a un contenedor de resto, está originando serios problemas para los sistemas de recogida, dado su pequeño tamaño, así como para el propio medio ambiente.
Los Ecovigilantes lo saben bien y, desde hace años, y bajo la dirección del profesor Gonzalo Sánchez Busóns, del colegio Divina Pastora-MM Franciscanas de Ourense, vienen desarrollando, entre otros muchos programas, uno específico de recogida de colillas en distintos ámbitos, así como eventos e incluso manifestaciones en las que piden fervientemente evitar este residuo.
Recoger colillas supone un esfuerzo físico y postural importante, además de un trabajo al que deben dedicarse grandes dosis de paciencia, atributo que cotiza al alza en el caso de los Ecovigilantes. Cada colilla es introducida en una botella plástica reutilizada y llenarla supone mucho tiempo de dedicación.
Su labor debería sonrojar a muchos. Ellos no desisten. Confían en un mundo mejor. La educación y su ejemplo constituyen el mejor antídoto contra la desidia y la irresponsabilidad.
Datos a tener en cuenta
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), una colilla tarda cerca de 10 años en desintegrarse. Es el tiempo que le lleva a los más de 7.000 químicos tóxicos que contiene en filtrarse en los ecosistemas.
Cada año el tabaco genera, en todas sus etapas, cerca de 25 millones de toneladas métricas de desechos y aproximadamente 4,5 billones de filtros son desechados. El 65% de ellos, de manera inadecuada, contaminando playas, ríos, zonas verdes, bosques, etc.
Casi todos los cigarrillos del mercado incorporan un filtro de acetato de celulosa, una sustancia que se degrada muy lentamente y que libera microplásticos en los ecosistemas. Además, y también según la OMS, cada cigarrillo emite 14 gramos de CO2 desde su etapa de cultivo a su eliminación. El humo del tabaco contiene tres tipos de gases de efecto invernadero que contaminan el aire interior y exterior: dióxido de carbono, metano y óxidos de nitrógeno.
Tirar una colilla puede contaminar hasta 50 litros de agua potable, ya que el filtro conserva la mayoría de la nicotina y el alquitrán del cigarrillo. Cuando las colillas acaban en el mar, el problema se multiplica. A nivel mundial, se estima que cerca de 5 billones de colillas llegan cada año a los océanos, con graves efectos y riesgo toxicológico.
Saludos, Departamento de Comunicación