- Con el apoyo de Sogama, y bajo la coordinación y supervisión de Pedro Cantero, director de la Escuela de Adultos, la profesora Lucía Rodil es la encargada de tutelar el taller de costura en el que cada día los alumnos ponen en valor restos de batas y telas vaqueras.
- Dados los buenos resultados, la Unidad Terapéutica Educativa (UTE) del centro también se ha sumado a esta iniciativa con la ayuda de la docente Jenifer Gago.
- Además de hacer frente al exacerbado consumo de bolsas plásticas de un solo uso, apostando por alternativas más sostenibles, las bolsas monterrosinas cuentan con el valor añadido: haber sido confeccionadas por personas que aspiran a reinsertarse en la sociedad con las mayores garantías posibles.
Cerceda, a 5 de noviembre de 2019.- El proyecto “Una segunda oportunidad”, apoyado por Sogama, ya está dando sus frutos y la labor de los alumnos y profesores en su taller de costura empieza a visualizarse.
Los datos hablan por sí solos: 100 bolsas reutilizables elaboradas a mano por parte los internos del Centro Penitenciario de Monterroso (Lugo) y empleando como única materia prima restos de batas y telas vaqueras. Lo aparentemente inservible se transforma en algo útil y duradero, contribuyendo de esta forma a preservar los recursos.
Bajo la coordinación y supervisión de Pedro Cantero, director de la Escuela de Adultos, la profesora Lucía Rodil es la encargada de organizar y tutelar el taller de costura en el que cada día los participantes se afanan en dar forma a lo que, hasta entonces, carecía de valor. Sus habilidades manuales con las máquinas de coser se han perfeccionado con la práctica y la producción ha crecido de forma exponencial en los últimos meses.
Dados los buenos resultados, la Unidad Terapéutica Educativa (UTE) del centro también se ha sumado a esta iniciativa y, desde el pasado verano, sus usuarios fabrican bolsas de tela reutilizables, en este caso con la ayuda de la profesora Jenifer Gago.
Con este proyecto, además de contribuir a la formación de los internos, la Escuela del Penal pretende participar de forma activa en la lucha que se viene librando contra las bolsas plásticas de usar y tirar, apostando por alternativas más respetuosas con el medio ambiente.
Las bolsas monterrosinas tiene su propio sello y estilo, con el valor añadido de haber sido confeccionadas por personas que aspiran a reinsertarse en la sociedad con las mayores garantías posibles.
La salida que se dará a esta partida de bolsas, todavía está pendiente de estudio. El centro se inclina por llevar a cabo alguna actividad con un fin solidario.
EDUCACIÓN CON MAYÚSCULAS
Pero el programa de educación ambiental del penal de Monterroso no se ha limitado a este proyecto sino que, de forma paralela, los docentes han estado trabajando en otras acciones formativas y de concienciación vinculadas a la reducción del desperdicio alimentario, a la elaboración de compost y al mantenimiento de su invernadero y huerto, donde cosechan distintos productos tales como frutas, verduras, hortalizas y hierbas aromáticas.
Pedro Cantero lo repite hasta la saciedad: “Todo lo que hacemos está focalizado hacia la reinserción social y por esto nuestro trabajo se sustenta en la educación en valores para la vida”.
El estudio, el trabajo, el esfuerzo, la empatía, la solidaridad y el respeto son algunos de los valores inherentes a todas y cada una de las actividades desarrolladas desde este centro modélico que ya se ha convertido en punto de referencia por su programa pedagógico único y singular.
Saludos, Departamento de Comunicación