- A través del proyecto europeo NanoPack, se abre la puerta a la utilización de empaques activos, es decir, cuyo cometido va más allá de contener pasivamente el producto, contemplando, entre otras funciones, el de absorber o liberar sustancias para mejorar la frescura de los alimentos envasados o para prolongar su vida útil.
- La pretensión es inhibir el crecimiento de bacterias transmitidas por los alimentos y para ello se utilizarán unos materiales denominados nanotubos de halloysite o HNTs.
- Los HNT contienen aceites esenciales de orégano y tomillo cuyas propiedades antimicrobianas retardan el crecimiento de las bacterias o mohos que dañan los alimentos.
Cerceda, a 6 de mayo de 2019.- Del orden de un tercio de los alimentos que se producen para el consumo mundial acaban desperdiciados. Desechar un alimento, no sólo implica perder un producto como tal, sino todos los recursos empleados en su cultivo, comercialización y distribución: tierra, combustible, agua, energía, trabajo de los agricultores, etc.
Tomando como referencia esta problemática, se gesta en 2017, y bajo financiación europea, el proyecto NanoPack, cuyo objetivo es hacer frente al desperdicio de alimentos al evitar el deterioro de los mismos mediante soluciones innovadoras de envasado.
Se abre la puerta así a la utilización de la nanotecnología a través de empaques activos, es decir, empaques cuyo cometido va más allá de contener pasivamente el producto, contemplando, entre otras funciones, el de absorber o liberar sustancias para mejorar la frescura de los alimentos envasados o para prolongar su vida útil.
Con una duración de cuatro años, el proyecto aspira a mejorar la seguridad de los alimentos al inhibir el crecimiento de bacterias transmitidas por los mismos. Para ello se utilizarán unos materiales que se llaman nanotubos de halloysite o HNTs y que se dispersan en películas de plástico fijándose allí para que no entren en contacto con los alimentos.
Los HNT contienen aceites esenciales naturales extraídos de plantas tales como el orégano y el tomillo. Estos aceites se liberan lentamente y, gracias a sus propiedades antimicrobianas, retardan el crecimiento de las bacterias o mohos que dañan los alimentos.
INVESTIGACIÓN SOCIAL PREVIA
El proyecto incluso contempló, con carácter previo, una encuesta a través de la cual se pretendía indagar en la visión que tienen las personas sobre la nanotecnología y sus beneficios. Esta encuesta formó parte de una investigación sobre la aceptación que tendrían las nuevas tecnologías de envasado de alimentos activos por parte de consumidoress y minoristas, llevándose a cabo en países tales como China, Dinamarca, Irlanda, Italia y España.
Este estudio arrojó resultados interesantes, descubriendo que, si bien los ciudadanos están cada vez más dispuestos a utilizar este tipo de soluciones, sus beneficios no siempre están alineados con sus concepciones previas, toda vez que ampliar la vida útil de un producto y mantener su frescura puede parecer, a priori, una contradicción.
Porque el concepto de frescura no siempre es el mismo para todos, dando lugar a diferentes interpretaciones. Puede percibirse en términos del tiempo transcurrido desde la producción, donde un tiempo más corto equivale a un producto alimenticio más fresco, lo que implica que no consideren que un producto con una vida útil de almacenamiento prolongada sea necesariamente nuevo, ya que ha transcurrido más tiempo desde la producción.
En estos momentos, el proyecto se encuentra en fase de pruebas, que incluirán todas las etapas de producción de empaque en las líneas de producción piloto existentes para determinar si los productos NanoPack son comercial e industrialmente viables.
Fuente e imagen: Comisión Europea
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