- Este es uno de los mensajes de la FAO para que disfrutemos de las fiestas navideñas de una forma sostenible.
- Con tal fin, proporciona sencillos consejos para evitar que la comida acabe en el cubo de la basura: planificar, ajustar las raciones al número de comensales, dejar que se sirvan solos, aprovechar las sobras y donar los productos no perecederos.
Cerceda, a 29 de diciembre de 2020.- Si bien las festividades constituyen un buen momento para acompañarlas y ensalzarlas con una atractiva comida, en algunos casos las celebraciones se han convertido en sinónimo de comer en exceso y, frecuentemente, en desperdicio alimentario.
Con tal fin, la FAO comparte 6 recomendaciones básicas para evitar que la comida acabe arrojada al cubo de la basura.
- Sé realista. Planifica con antelación y ajusta las raciones al número de comensales.
- Congela la comida que ha sobrado o compártela con los invitados.
- Convierte las sobras en un nuevo menú, por ejemplo para el almuerzo o la cena del día siguiente. Hay muchas recetas creativas. De hecho, varios platos como guisos, el gulash, el fattoush y la panzanella partieron del deseo de no desperdiciar frutas, hortalizas o pan.
- Termina las sobras antes de cocinar algo nuevo. Antes de preparar un plato nuevo, es preciso comprobar si se puede aprovechar algo de lo que ya tenemos, recordando que debemos evitar recalentar los alimentos y luego volver a ponerlos en el refrigerador.
- Deja que los invitados se sirvan solos para que puedan elegir la cantidad que quieran. Generalmente, los anfitriones se equivocan por exceso. Permitir que los invitados se sirvan solos significa que pueden elegir la cantidad que les gustaría comer.
- Dona lo que no uses. Latas de conservas, artículo secos u otros alimentos no perecederos. Hay organizaciones benéficas que los aceptan.
Es necesario tener presente que, en las fiestas, disponer de suficiente comida es un privilegio. No la desperdicies
En 2011, la FAO estimó que un tercio de todos los alimentos producidos en el mundo se pierde o se desperdicia, lo que se traduce en 1.300 millones de toneladas al año.
Cuando se desperdicia un alimento, se desperdician también todos los recursos invertidos en su producción: semillas, agua, piensos, combustible, dinero, mano de obra, etc.
Fuente e imagen: FAO