- Así lo indicó Pedro Cantero, director de la Escuela de Adultos del Centro Penitenciario de Monterroso, en una entrevista concedida a la Cadena Ser con motivo del desarrollo de la campaña “Una segunda oportunidad”
- En el marco de la misma, los alumnos han elaborado, de forma artesanal, bolsas de tela reutilizables a partir de prendas fuera de uso, fundamentalmente telas de pantalones vaqueros y de batas
- Estas bolsas fueron entregadas gratuitamente a los transeúntes en una carpa habilitada por Sogama frente a la Plaza de Abastos de Lugo, dando visibilidad a una iniciativa con una gran carga ambiental y social.
Cerceda, a 20 de julio de 2022.- En declaraciones a la cadena Ser, Pedro Cantero, director de la Escuela de Adultos del centro penitenciario de Monterroso (Lugo), explicó los pormenores de uno de los últimos programas medioambientales que han llevado a cabo durante este curso académico bajo el lema “Una segunda oportunidad”.
En el marco del mismo, los alumnos, bajo la coordinación y supervisión de la profesora Lucía Rodill, elaboraron de forma artesanal bolsas de tela reutilizables a partir de prendas fuera de uso, fundamentalmente pantalones vaqueros y batas. La razón de haber optado por este tipo de textil se ha debido, tal y como precisó Cantero, es que “se trata de telas fáciles de coser y también resistentes”.
Si bien una buena parte del trabajo ya estaba culminado hace más de dos años, con el impacto de la pandemia tuvieron que posponer la presentación del mismo. No obstante, y lejos de que esta tarea quedase en el olvido, los internos continuaron operando en su taller de costura y los resultados de su esfuerzo y dedicación se mostraron el pasado mes de junio en un stand habilitado por Sogama, y ubicado frente a la Plaza de Abastos de Lugo, desde el cual repartieron gratuitamente entre los transeúntes las bolsas exclusivas a las que han dedicado tanto esfuerzo.
Para el director de la Escuela, lo más relevante es haber tenido la oportunidad de dar visibilidad a una iniciativa en la que pusieron muchas expectativas y con la que pretenden trasladar un mensaje clave y es que “detrás de cada bolsa hay una persona que ha dedicado buena parte de su tiempo a elaborarla” y que, por tanto, ha aportado su grano de arena en la protección del medio ambiente.
REEDUCAR PARA CONVIVIR
“Una segunda oportunidad” representa en cierta forma el proceso de reeducación que siguen los internos para propiciar su reinserción social. Como todos los programas de esta tipología materializados en el centro, exige trabajar en equipo, con toda la complejidad que eso conlleva, pero que, a juicio de Cantero, resulta esencial, ya que la reincorporación a la vida social exige convivencia, tolerancia y colaboración. “Es necesario que en el centro penitenciario se lleven a cabo actividades que generen trabajo y ocupación”, subrayó.
La escuela del penal monterrosino tiene ya una dilatada experiencia en educación ambiental que otros centros han copiado. Su primera incursión en este ámbito vino de la mano de un proyecto europeo sobre desarrollo sostenible en el que participaron activamente. A partir de ahí sumaron sucesivas iniciativas como fue el reciclaje de entre 5.000 y 6.000 botellas de plástico para construir un invernadero, la puesta en marcha de un huerto ecológico, así como la implantación de la recogida selectiva de residuos en distintos módulos, contando éstos con contenedores amarillos (para envases de plástico, latas y briks) y azules (para el papel y cartón).
También disponen de compostadores y vermicompostadores que alimentan con la materia orgánica generada en los comedores, obteniendo un abono natural de alta calidad que aplican en sus huertos para fertilizar plantas y cultivos. De hecho, publicaron un libro sobre esta experiencia, y también se implicaron en un mayor aprovechamiento de la comida para evitar que ésta acabase en el cubo de la basura. Una labor que plasmaron en un recetario digital bajo el título “Sabroso reciclaje”.
Saludos, Departamento de Comunicación