- La FAO comparte con la ciudadanía sencillas acciones con las que avanzar hacia un mundo sin hambre.
- El menor consumo de carne, la reducción del desperdicio alimentario, la preservación del agua y el suelo, y el apoyo a los agricultores locales, entre las claves.
- Apela a la necesidad de respetar los alimentos que cada vez son más difíciles de producir.
Cerceda, a 23 de enero de 2019.- Entre otros factores, el cambio climático está provocando que aumente el hambre en el mundo. Las variaciones extremas de temperatura y los fenómenos meteorológicos adversos hacen que sea más difícil producir los alimentos para satisfacer las necesidades nutricionales de una población mundial en constante crecimiento.
Cada uno de nosotros puede hacer algo para revertir esta situación. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) nos proporciona las claves:
1.- Dieta diversa, equilibrada y sostenible en la que se disminuya el consumo de carne, para cuya producción se precisan muchos recursos naturales. Para producir 1 kilo de lentejas se necesitan 1.250 litros de agua; para producir 1 kilo de carne, 13.000 litros. La diferencia es evidente.
2.- Menos desperdicio alimentario. Cada año desechamos un tercio de los alimentos que se producen en el mundo para el consumo humano. Esto significa que estamos dilapidando los recursos necesarios para la producción de los mismos (tierra, energía, combustible, mano de obra).
3.- Comprar únicamente lo que se necesita, diferenciar entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente, hacer un hueco en la cesta de la compra para los alimentos feos, con las mismas propiedades que los guapos (saben igual de bien), revisar la despensa y la nevera para consumir antes los productos más antiguos, ajustar las raciones al número de comensales y aprovechar las sobras para elaborar nuevos menús.
4.- Reducir el consumo de agua, elemento básico para la vida. Ducharse en lugar de bañarse o cerrar el grifo mientras nos cepillamos los dientes. Gestos que no suponen esfuerzo, requiriendo únicamente de un poco de atención. Si evitamos arrojar comida al cubo de la basura, también ahorraremos agua. Se necesitan 50 litros para producir una sola naramaja.
5.- Preservar el suelo y ser muy cautelosos con algunos desechos domésticos de carácter peligroso y que nunca deberían acabar en vertederos o en puntos de vertido ilegal. Reducir el consumo de plástico de un solo uso también puede ser una ayuda. Si acaba arrojado al entorno, puede tardar siglos en degradarse, resultando una grave amenaza en el mar.
6.- Apoyar a los agricultores locales y pequeñas empresas de la comunidad. Se reduce la contaminación al aminorar las distancias que deben recorrer las mercancías para ser comercializadas.
En definitiva, respetemos la comida que cada vez es más difícil de producir.
Fuente e imagen: FAO
Saludos, Departamento de Comunicación