- Tal y como explicó Héctor Barco, doctorando por la Universidad de Deusto, el objetivo de este trabajo es saber si, con carácter previo al impacto del coronavirus, los ciudadanos llevaban a cabo algún tipo de práctica para reducir el desperdicio alimentario, si ésta se ha mantenido después de la cuarentena y si se ha podido sacar algo en positivo de esta crisis en cuanto a los hábitos de compra y a la propia gestión de los alimentos.
- Tras extraer la información general de las encuestas realizadas, elaborarán los informes pertinentes en los que analizarán con más detalle los datos recabados.
- Asimismo, el 23 de julio realizarán un webinar con el fin de mantener un diálogo con todos los interesados sobre los resultados.
Cerceda, a 26 de junio de 2020.- Héctor Barco, doctorando por la Universidad de Deusto, participa, junto con otros investigadores de España, Portugal, Ecuador y Alemania, en un estudio orientado a analizar el comportamiento de los hogares en el ámbito del desperdicio alimentario, antes y después del confinamiento obligado por el COVID-19.
Tal y como explicó en Radio Voz, el objetivo de este trabajo es saber si, con carácter previo al impacto del coronavirus, los ciudadanos llevaban a cabo algún tipo de práctica para reducir el desperdicio alimentario, si ésta se ha mantenido después de la cuarentena y si se ha podido sacar algo en positivo de esta crisis en cuanto a los hábitos de compra y a la propia gestión de los alimentos.
Desveló que, en las primeras encuestas realizadas, la gran mayoría de las familias consideran que tiran menos comida a la basura que las demás. Aseguran conocer el problema y estar sensibilizadas, pero entienden que la responsabilidad de la cantidad de alimentos que acaban desperdiciados recae en otros.
Es por ello que Barco considera la necesidad de reorientar las campañas de formación y sensibilización para que la población tome conciencia de que todos estamos contribuyendo de alguna forma a esta problemática. En este sentido, asegura que queda mucho por aprender, no solo como consumidores, sino como actores de la propia cadena alimentaria. Apela al concepto de economía circular como tabla de salvación, ya que permite consumir menos recursos y generar menos residuos.
Tras extraer la información general de las encuestas realizadas, elaborarán los informes pertinentes en los que analizarán con más detalle los datos recabados. Asimismo, el 23 de julio realizarán un webinar a fin de mantener un diálogo con todos los interesados sobre los resultados.
LA ALIMENTACIÓN, UN DERECHO FUNDAMENTAL
Igualmente, reivindicó el derecho a la alimentación como un derecho fundamental, pero a una alimentación digna y saludable. Avanzó que el grupo de investigadores que trabaja en este proyecto, y que abordan el desperdicio alimentario desde distintas disciplinas, ya está pergeñando el próximo proyecto, con el que pretenden cuantificar la ayuda alimentaria a las personas más necesitadas de nuestro territorio.
Esta labor tiene como objetivo, tal y como manifestó Héctor Barco, saber cómo se podría aprovechar al máximo la comida antes de que se convierta en basura.
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