- Según la UE, la causa del 10% del desperdicio alimentario es precisamente el marcaje de las fechas de consumo preferente y de caducidad, que hace que se descarten alimentos que todavía siguen siendo aptos para el consumo
- En este marco, IRTA ha puesto en marcha el proyecto BESTDATE, a partir del cual se desarrollará una herramienta basada en criterios científicos para que las empresas alimentarias y las autoridades competentes puedan establecer la fecha de marcaje adecuada para cada alimento.
Cerceda, a 14 de noviembre de 2022.- Un tercio de los alimentos que cada año se producen en el mundo para el consumo humano, acaban desperdiciados. Se estima que, en la UE, se desperdician 88 millones de toneladas anuales de alimentos ―el equivalente a medio kilo por habitante y día―, cuya producción y distribución ha generado 170 millones de toneladas de CO2, así como un gasto de 261 millones de toneladas de diferentes recursos.
Según la UE, la causa del 10% del desperdicio alimentario es precisamente el marcaje de las fechas de consumo preferente y de caducidad, que hace que se descarten alimentos que aún son aptos para el consumo.
La experiencia del IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias) apunta a que, a menudo, los fabricantes de alimentos no disponen de criterios ni de una metodología clara para fijar la fecha de consumo preferente y que la durabilidad establecida en alimentos no perecederos muchas veces no obedece a criterios científicos. Esto provoca que se tiren alimentos cuando aún son seguros y aptos para el consumo.
PROYECTO BESTDATE
En este marco, IRTA ha puesto en marcha el proyecto BESTDATE, a partir del cual se desarrollará una herramienta basada en criterios científicos para que las empresas alimentarias y las autoridades competentes puedan establecer la fecha de marcaje adecuada para cada alimento.
Según Maria Dolors Guàrdia, investigadora del área de Industrias Alimentarias del IRTA y responsable del proyecto, «En la definición de la fecha de consumo preferente, a veces, se da prioridad a requisitos comerciales de la logística y la distribución, y no a los científicos, que consideran los factores que determinan la seguridad y la calidad de los alimentos durante su vida útil».
En el año 2020, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) hizo pública una guía con los criterios para establecer la tipología de fecha que corresponde a un alimento, pero, tal y como señaló Guàrdia, «hay muchas empresas que desconocen o tienen dificultades para interpretarla».
La mayoría de productos microbiológicamente muy perecederos o frescos como son la carne, el pescado o la Leche fresca, tienen fecha de caducidad. Esto quiere decir que, si se consumen una vez superada esta fecha, pueden suponer un peligro inmediato para la salud. En cambio, otros productos no perecederos como las legumbres secas, la pasta seca, las conservas o las galletas, tienen fecha de consumo preferente, a partir de la cual el alimento mantiene sus propiedades específicas cuando se almacena de forma correcta. Es decir, que, una vez superada la fecha, continúan siendo seguros para el consumo, y solo se puede ver afectada su calidad sensorial.
Dentro del proyecto BESTDATE, se diseñará una herramienta de apoyo en la toma de decisiones disponible en línea, fácil de utilizar y de carácter interactivo. Basada en el árbol de decisiones de la guía de la EFSA, integrará los factores que determinan la fecha de marcaje que tiene que llevar un alimento, y que aportará los criterios científicos sobre los cuales decidir si un producto debe llevar fecha de caducidad ―por sus implicaciones en seguridad alimentaria― o si, por el contrario, la fecha apropiada es la de consumo preferente.
La versión beta de la herramienta será evaluada por pymes y microempresas, así como la autoridad competente, y la previsión es que esté disponible en catalán, castellano e inglés en 2024.
Fuente e imagen: IRTA